El ser humano
desde la antigüedad se ha buscado distinguir de otros seres vivos mediante un
atributo distintivo. La antropología médica se encarga de identificar lo propiamente
humano.
Sujeto enfermo:
Su presencia de este es fundamental al momento de mencionar el concepto de
salud y enfermedad por su relación (sujeto-enfermedad, sujeto-medicina y la
relación médico-paciente).
Conceptos de
enfermedad: En la antigüedad se consideraba al enfermo como poseído por un proceso
mórbido, el cual debía ser exorcizado como un invasor no deseado. Posteriormente
T. Sydenham sugiere clasificar y definir las enfermedades en especies (Modo
botánico). Otro concepto dice que la enfermedad es un proceso mórbido que
desordena los balances funcionales de modo que la enfermedad se da como una
disfunción, un desequilibrio.
Simbología al
enfermar: Los conceptos de enfermedad son parte de la metamedicina, la
disquisición teórica sobre el quehacer médico práctico. La antropología médica
propone su incorporación al discurso médico para enriquecer y mejorar la
eficacia terapéutica. Las diversas perspectivas de la enfermedad son de acuerdo
a la cultura con la que se ve.
La enfermedad del alma: cuando los rituales se destinaban a sanar al
sujeto, el chamán ejercía sus encantaciones y ruegos a las divinidades
responsables de la dolencia. Este modo era coherente de acuerdo a la
explicación de que la enfermedad era un castigo divino. Y la poción utilizada
era prescrita sin conocer su diagnóstico.
Enfermedad como culpa y prueba: Anteriormente se consideraba a la
enfermedad como el reflejo de culpabilidad y castigo al sujeto afectado. Con el
paso del tiempo la enfermedad es vista como una trasgresión a las normas de
higiene, y cuidados del organismo.
El individuo
portador de enfermedad: La escuela hipocrática propone reconocer a la
enfermedad que anida en el individuo para discutir si esta es tratable y poder
formular un pronóstico.
El paciente en el centro de su enfermedad: “lo que sea enfermedad en general,
depende menos del juicio de los médicos que del juicio de los pacientes y de
los conceptos imperantes de los respectivos grupos culturales” Jaspers.
La forma como el
enfermo vive su afección es primordial para el complejo salud-enfermedad. Los parámetros
funcionales del ser humano provienen de los procesos de adaptación requeridos
por las variaciones del medio ambiente y entorno social.
“La salud
absoluta es la capacidad originaria e indeterminante de sentar nuevas normas
biólogicas”.
Vivencia de enfermedad y muerte: Sabemos que la vida desemboca em la
muerte, pero con certeza fáctica y empírica hecha realidad por la muerte de
otros. “la certeza de estar lanzado a la muerte se devela en la vivencia de la
angustia”. La enfermedad transforma la angustia vital en un concreto temor ante
la visibilidad de morir. El ser humano vive su enfermedad como una amenaza
existencial a diferencia de la medicina, que la ve como un desperfecto del
organismo a reparar.
La pregunta por
el sentido de enfermar: La enfermedad ha recibido una infinidad de sentidos,
visto desde las culturas, pacientes y terapeutas. A la enfermedad se le puede
dar sentido, dándole así una valoración positiva para los afectados.
Cuando la causa
de la enfermedad es inubicable, la medicina carece de conocimientos para explicar
coherentemente lo que sucede y el fracaso terapéutico le resta dominio sobre el
proceso mórbido.
De acuerdo a las categorías
aristotélico-escolásticas, Larín Entralgo determinó que la enfermedad es un
accidente y no sustancia y puede no ocurrir o no presentarse jamás en la vida
del individuo.
La enfermedad
quiebra el orden natural, es una anormalidad que fractura los procesos que
ordenadamente mantiene la integridad y adaptabilidad del organismo.
La enfermedad es
una dimensión antropológica enhebrada desde 3 perspectivas; por su probable
ocurrencia en la vida de cada uno, por su insinuación o anuncio de muerte y por
su importancia social, cultural y existencial que siempre ha tenido.
Triángulo del enfermo-terapeuta-social: Desde culturas muy antiguas, la
enfermedad involucra a la sociedad. Existen 4 formas en las que se ha entendido
la enfermedad:
×
Castigo
×
Azar
×
Desafío
×
Prueba
Todas ellas son
externas a las vivencias del sujeto enfermo porque son propuestas o impuestas.
Descripciones de enfermedad: La enfermedad es un estado complejo,
orgánico y cultural que requiere los esfuerzos terapéuticos al organismo vivo y
al cuerpo vivido. La enfermedad inicia cuando el afectado presenta dolor,
malestar o deformación. El terapeuta deberá confirmar o descartar el
diagnóstico para luego normar el acto social pertienente (Licencia laboral,
acceso a hospital, ente otros).
La visión científico-natural
de la medicina anda en busca de la explicación
del suceso mórbido a través de la semiología.
El cuerpo sano es
silencioso, el cuerpo enfermo clama por atención. La enfermedad es un estado
negativo que contrasta con la valía de no estar enfermo.
Las vivencias
esenciales del enfermo son fenómenos que matizan y eventualmente agravan la
enfermedad y necesitan ser detectadas y atendidas.
Diversos modos de atender la enfermedad: El modo antropológico de entender la
realidad oscila en un equilibrio precario entre la minucia interpretativa y la
esquematización reduccionista. Todo ser vivo lo es mientras mantenga un
equilibrio de ciertas funciones muy simples y metabólicas. Los equilibrios
complejos son más inestables y susceptibles de ser desencajados.
Todas las
significaciones de la medicina y de cualquier intento terapéutico, están
basadas en la indeseabilidad de los estados que el ser humano sufre con la
enfermedad.
Si el enfermar es
una vivencia antropológica primaria, no será legítimo que la sociedad, medicina
o cultura impongan supuestos beneficios a los dolores, padecimientos y
discapacidades que provienen del enfermar humano.
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